LA FLOR DE RESEDÁ
Desde las altas cumbres que defiendenFrancisco J. Orellana
el suelo granadino, al mediodía,
dos ruidosos torrentes se desprenden
con salvaje y monótona armonía.
Cobijan sus laderas escabrosas
la tosca encina y el castaño altivo,
y besan sus corrientes espumosas
el débil junco y el feraz olivo.
No hay planta de uno y otro continente,
desde la Libia a la región del hielo,
que allí la tierra fértil no alimente
bajo el mágico influjo de su cielo.
Allí el plátano extiende placenteras
las espaciosas hojas de esmeralda,
y mecen sus racimos las palmeras
bajo anchas copas de brillante gualda:
Trepa la vid sobre el almez pomposo
y al inculto peñón viste y alfombra,
mientras abre su cáliz oloroso
la cárdena violeta entre su sombra.
Y en prados de vivísimos colores
campean el naranjo y el limonero,
poblados de amorosos ruiseñores
que al viento dan su canto lastimero.
Y la flor del granado lujuriosa,
cediendo al beso de movible ambiente,
se ensalza con la flébil zarza-rosa
cuyos tallos arrastra la corriente.
Que desatada en plumas cristalinas
y entre riscosos mármoles bullendo,
de las nevadas cúspides vecinas
por uno y otro lado baja huyendo.
...
Pregunta 2: ¿a qué dos torrentes hace referencia la primera estrofa de este fragmento poético?
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